El Norte de Castilla 24.02.2016 |
El candidato designado por el
Jefe del Estado para intentar conformar ese gobierno de cambio y de progreso
para España, está teniendo que superar muchos obstáculos, y no son precisamente
los menores los que provienen del interior del propio Partido. De todos es
conocida la oposición que desde algunos dirigentes del PSOE existe para pactar
con Podemos, los cuales han visto en la propuesta de esta formación de celebrar
un referéndum en Cataluña, la disculpa perfecta para justificar su oposición,
aunque las verdaderas razonas no sean solamente esta consulta.
Cuando parecía que Pedro Sánchez
había conseguido vencer, o al menos
acallar, la oposición interna, aparece don Pablo Iglesias dispuesto a darles
nuevos argumentos a los opositores al acuerdo entre PSOE y Podemos. La
sensación que muchos tenemos es que Pablo Iglesias -y digo Pablo Iglesias, no
Podemos ni sus votantes- tiene como objetivo principal frustrar cualquier
acuerdo y que se convoquen nuevas elecciones, coincidiendo de forma paradójica
con los aspiraciones en el mismo sentido del PP y don Mariano Rajoy.
Los que desde el PSOE estamos
convencidos de la necesidad de ese pacto, habíamos interpretado todas las
declaraciones y movimientos de Pablo Iglesias, incluida su espectacular
comparecencia rodeado de sus “ministrables”, como lógicos posicionamientos
previos a una negociación. Pero lo del pasado día 15 de febrero, ha superado
toda nuestra capacidad de asombro. Y ha sido así, tanto por las formas, la
propia rueda de prensa, como por el fondo, su documento “Un país para la gente.
Bases políticas para un Gobierno estable y con garantías”.
Un cuanto a las formas, Pablo
Iglesias parece haberse olvidado de que él no es el candidato a la investidura
designado por el Jefe del Estado. Por otra parte, ha hecho un diseño de
gobierno en el que parece ser que él quiere ser una especie de primer ministro,
con todos los poderes ejecutivos, reservando para Pedro Sánchez el papel de un
hipotético presidente de la república, con cometidos puramente de
representación. En sus más de 90 páginas de texto, modificado ya tres veces a estas alturas, el documento presentado
dedica mucho más espacio a definir y controlar los procesos de nombramiento y
designación de los segundos niveles de los distintos ministerios, olvidando que
los mismos son responsabilidad del respectivo ministro, que a proponer medidas
concretas y eficaces para producir un giro en la situación de falta de
libertades públicas y sociales que está padeciendo este país.
En cuanto al fondo, aunque es
verdad que el citado Documento, cuyo análisis exhaustivo superaría los límites
de este artículo, solamente dedica tres párrafos, 12 líneas de la página 73, al
controvertido referéndum para Cataluña, en la rueda de prensa Pablo Iglesias lo
puso casi como condición sine qua non,
sabiendo como sabe que eso da argumentos a los opositores al pacto dentro del
PSOE.
Espero, y creo sinceramente que
lo mismo esperan muchos afiliados y votantes del PSOE y de Podemos, que estos
posicionamientos no frustren la oportunidad de formar un gobierno de cambio y
de progreso para España. Si Pablo Iglesias, con alguna ayuda interna del PSOE
nos llevan a unas nuevas elecciones, lo pagaremos muy caro.
Yo, por si acaso, he señalado en
rojo el día 26 de junio. Espero que no lo tenga que utilizar para votar de nuevo, y pueda irme a pasar el día a la Montaña Palentina.
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