La libertad

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Miguel de Cervantes

sábado, 26 de diciembre de 2015

HOJA DE RUTA PARA UN TIEMPO NUEVO

Diario Palentino. 26.12.2015
Este es el título del artículo que nos ha publicado el Diario Palentino de hoy (26.12.2015), firmado conjuntamente con Francisco Javier Gómez Caloca:

HOJA DE RUTA PARA UN TIEMPO NUEVO
El pasado día 20 de diciembre los españoles hablaron a través de los votos y lo hicieron de forma masiva, clara y rotunda. Con una participación cercana al 74% sus votos dieron un vuelco total a lo que hasta ahora había sido lo normal en este periodo democrático que comenzó tras la muerte del dictador. A partir de este día, los actores principales de la política española han pasado de ser dos –PP y PSOE- a ser al menos cuatro –PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos-. Parece ser que los ciudadanos de este país han querido acabar con los gobiernos de mayorías, absolutas o suficientes, y han optado por obligar a nuestros dirigentes a pactar, ceder y acordar. Así que, dado que “vox populi, vox Dei”, toca ponerse a ello y comenzar a gobernar de forma distinta.
Y aquí aparece el primer gran problema ¿Estarán los dirigentes políticos de esta España nuestra preparados para actuar con estos nuevos modos de hacer política? Algunos queremos suponer que sí lo están, al menos aquellos que no han gobernado nunca bajo las anteriores circunstancias. Y en esta categoría incluimos a Podemos y Ciudadanos, que ni como partidos ni como dirigentes lo han hecho nunca, y a Pedro Sánchez que aunque como partido sí que ha gobernado, él personalmente no.
Esta situación, además de nueva, es sin ninguna duda más compleja. En anteriores comicios, al día siguiente de haberse celebrado ya sabíamos quién iba a gobernar este país, pero en esta ocasión el asunto no está tan claro. Con razón el gobierno alemán ha dicho que no sabe aún a quien felicitar en España.
Para intentar proponer una hoja de ruta, lo primero sería leer correctamente los resultados, pues si equivocamos el análisis de los datos, erraremos en  la solución. Conocemos perfectamente el reparto de los escaños: 123 para el PP; 90 para el PSOE; 69 para Podemos y sus tres alianzas territoriales; 2 para IU-UP, castigado de forma escandalosa por una ley electoral que es urgente cambiar; 9 para ERC-CATSI; 8 para DL (la nueva marca de Convergencia); 6 para el PNV; 2 para EH-BILDU; y 1 para CCa. Dos fuerzas que han obtenido un buen número de votos, UPyD y PACMA con 155.000 y 219.000 votos respectivamente, también son castigadas por esa ley y quedan sin representación parlamentaria. Hasta aquí los datos en escaños.
Si analizamos el resultado desde la perspectiva de los sufragios, el análisis puede ser otro. La suma de los votos que se han decantado por formaciones políticas de centro-derecha es de 10.716.293 (163 diputados de PP y C’s), y los que lo han hecho por el centro-izquierda son 11.643.375 (161 diputados de PSOE, Podemos y sus aliados, e IU-UP). Los partidos nacionalistas que se presentaban solo en sus respectivos territorios, han sumado 1.767.589 votos y 26 diputados.
La lógica de un sistema parlamentario y de representación es que el partido con más escaños, el PP, esté obligado en principio a intentar formar gobierno, en solitario o pactando con otras formaciones. Así lo ha dejado claro el líder del PSOE desde los primeros momentos de la noche lectoral, y a esta lógica obedece la entrevista que ambos mantuvieron a los dos días de la jornada electoral. En ella Pedro Sánchez trasladó a Mariano Rajoy lo que ya había anunciado públicamente, que el PSOE votará en contra de su investidura como presidente. Así pues, salvo que Rajoy consiga el voto favorable de Ciudadanos, cosa más que probable, y el de al menos 13 diputados nacionalistas, cosa improbable pero no imposible pues casos más raros se han visto, la mayoría absoluta necesaria para conseguir formar gobierno en la primera votación parece bastante difícil de conseguir.
A partir de ese momento, también por lógica parlamentaria, le tocará mover ficha al segundo partido con más escaños, es decir al PSOE ¡Y aquí está la madre del cordero! La gran banca, la patronal, los medios de la derecha y no tan derecha, el Ibex35, la iglesia Católica y el “sursuncorda”, presionarán lo inimaginable para que los socialistas se abstengan, e incluso algún iluminado para que voten a favor. Postura que al parecer también se mantiene desde algunos ámbitos del propio Partido Socialista, más obsesionados con cargarse a Pedro Sánchez que en hacer las cosas por el bien del país y de los ciudadanos que más nos necesitan.
En nuestra humilde opinión, que el PSOE permita por acción u omisión que gobierne de nuevo la derecha en este país, sería el suicidio para el partido centenario que fundó Pablo Iglesias (no el de Podemos, el otro). Para evitarlo, el PSOE debe ofrecer al resto de los partidos un programa de gobierno que pueda concitar el máximo acuerdo posible en torno a los problemas que ocupan y preocupan a la mayoría de españoles. Este acuerdo obligará a todos y cada uno de los actores a renunciar a algún aspecto de sus respectivos programa electorales, porque así lo han querido los ciudadanos al no haber dado la mayoría a nadie.
Creemos que hay una serie de medidas que es urgente poner en marcha, en torno a las cuales se podría conseguir el acuerdo de una gran mayoría de esos partidos, que dicen estar preocupados por la situación en la que han dejado al país las políticas neo liberales de estos últimos años.
Derogación de la reforma laboral e impulso de un nuevo Estatuto de los Trabajadores; actualización del salario mínimo y establecimiento de una renta mínima universal; reforma fiscal que implique que pague más el más tiene y lucha contra el fraude fiscal; sanidad universal y sin copagos; educación pública, laica y de calidad para todos y todas; aplicación efectiva y urgente de la Ley de dependencia; revisión y actualización de las pensiones y garantía de su percepción en el futuro; reforma de la ley electoral que garantice una mejor representación y proporcionalidad; apertura de una reforma constitucional que garantice los servicios sociales mínimos y que resuelva el encaje de las autonomías y nacionalidades que configuran España.
Estos podrían ser los grandes ejes de un pacto para conseguir un gobierno progresista que resuelva los problemas más urgentes de los ciudadanos, que el PSOE tendría que poner sobre la mesa al solicitar el apoyo en el Congreso. Negociada y hecha la oferta, si alguno de los partidos llamados a configurar esa mayoría progresista se autoexcluyen, serán ellos los que tendrán que explicarlo.
Para terminar, y a la vista del guirigay que se ha armado internamente en el PSOE, podíamos hacer lo mismo que hicieron los tan “admirados” compañeros del SPD alemán, y consultar a la militancia sobre el sentido de los pactos. Pactos que deberían hacerse con luz y taquígrafos y a la vista de toda la ciudadanía. O aplicamos nuevos métodos ante la nueva realidad social, o los ciudadanos nos dejarán fuera de la misma.
Francisco Javier Gómez Caloca  y Juan Ramón Lagunilla Alonso

Militantes socialistas