A la vista del título se podría uno imaginar que
iba a hablar de los muchos acontecimientos que se están viviendo en “mi Partido”
desde hace muchos meses: defenestración del primer secretario general elegido
en primarias; cambio del no al PP por la abstención, sin consultar a la
militancia; ruptura de la unidad de voto del Grupo Socialista; Gestora que se
arroga competencias que no tiene; problemas con la integración de los
compañeros del PSC en la estructura orgánica del PSOE; imagen pública de “gran
coalición” con el PP en el Congreso de Diputados; claros y evidentes signos de
pasteleo para evitar unas primarias con libre concurrencia; etc., etc.
Pero no, hoy no voy a hablar de estos graves e
importantes asuntos, que nos dan indicios muy evidentes de que el PSOE está a
punto de irse por el sumidero. Hoy quiero hablar de un hecho que se produjo
ayer mucho más cerca de nosotros, concretamente en Guardo, y que, aunque pueda
parecer un hecho menor ante los anteriormente citados, desde mi punto de vista
indica claramente a que grado de descomposición está llegando el Partido
Socialista Obrero Español.