Las familias, el profesorado, el
alumnado, los sindicatos, las patronales de la educación, la iglesia Católica,
los partidos políticos, el Gobierno,… es decir, la sociedad en su conjunto,
lleva años reclamando la necesidad de un gran pacto educativo. Entonces, ¿por
qué no se hace? He aquí la pregunta del millón.
Ángel Gabilondo, el último ministro
socialista de educación, estuvo a punto de conseguirlo en el año 2011, pero la
inminencia de unas elecciones generales en la que todas las encuestas daban
como claro vencedor al Partido Popular, lo frustraron en el último momento.