No es una huelga más. Es un
intento de parar el país, no solo en los centros de trabajo, sino también en el
consumo, en los transportes, etc.; en resumen, en la actividad diaria de un
país que está padeciendo la peor crisis económica y sistémica de los últimos
años.
Lo que se espera de nosotros es que, cada uno en su ámbito, colabore en
el cese de todo tipo de actividad. Los trabajadores y trabajadoras, no
acudiendo a sus puestos de trabajo; los estudiantes, no asistiendo a clase; los
padres y madres de alumnos, no mandando a sus hijos al colegio o instituto; y
los ciudadanos en general, cesando, al menos por un día, en sus hábitos de
consumo y en las actividades diarias y normales.
Nos jugamos mucho mañana. Y nos lo jugamos los españoles y las
españolas. No se lo juegan “los sindicatos”, como desde el facherío periodístico, mediático y político se nos quiere hacer
creer. Nos lo jugamos todos y cada uno de nosotros.
Nos estamos jugando que con la disculpa de la crisis, y con el miedo
metido en el cuerpo por culpa de la misma, los que de verdad mandan en este
país y en el mundo terminen de liquidar el estado de bienestar que tanto nos
estaba costando consolidar en este país de nuestros sufrimientos.
Nos jugamos que la presencia del estado y de lo público, como elementos
de solidaridad y correctores de las desigualdades, sea cada vez menor hasta
quedar reducido a la mínima expresión.
Nos jugamos la pérdida de los derechos de los trabajadores, con la
generalización de los despidos cada vez más baratos para los empresarios y
también la progresiva pérdida del derecho a las distintas prestaciones a los
parados.
Nos jugamos que el entramado de prestaciones sociales de todo tipo (educación
y sanidad públicas y de calidad para todos y todas; sistema de pensiones
públicas equitativo, solidario y con futuro; atención a la dependencia y a los
que sufren cualquier tipo de minusvalía física o psíquica; etc.), se vea
reducido a la mínima expresión de tal forma que, más que un ejercicio de
derechos solidarios, sea una vuelta a la “beneficencia”
que creíamos desaparecida por innecesaria desde hace muchos años.
Pero también nos estamos jugando un importante y grave retroceso de
nuestros derechos y de nuestras libertades públicas y ciudadanas. Este gobierno
quiere restringir la libertad de información (no grabar imágenes de las
actuaciones policiales en las manifestaciones); nuestra trabajosamente
conseguida libertad de reunión y manifestación; libertad de casarse (o no
casarse) cuándo y con quién quieras; el derecho a una justicia verdaderamente “justa” y gratuita para las personas sin
recursos; el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad; etc.
Y nos lo jugamos, insisto, todos. Hombres y mujeres; urbanitas o del
mundo rural; autónomos y trabajadores con empleo o parados; jóvenes,
estudiantes o en busca de su primer empleo; jubilados y pensionistas; sanos y
enfermos; válidos y dependientes; consumidores; padres y madres de alumnos.
Y por todo eso, yo, jubilado y, de momento, no dependiente,
MAÑANA
PARARÉ Y ASISTIRÉ A LA MANIFESTACIÓN EN PALENCIA
No lo olvides: 19:00 horas en el parque del Salón
Por supuesto que yo también pararé: ni iré a trabajar, ni mandaré a los niños al cole, ni compraré. Pero también procuraré gastar lo menos de luz y gas y asistiré a la manifestación. Por cierto Lagunilla, creo que es a las 19:00 y no a las 19:30.
ResponderEliminarMAÑANA DEBEMOS PARAR PORQUE NOS JUGAMOS MUCHO, NOSOTROS Y NUESTROS HIJOS
En efecto, la manifestación es a las 19:00 horas desde el Parque del Salón. Lo corrijo ahora mismo, y gracias
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